La moto en el fondo del río
Una tarde de domingo a pleno sol, especial para el clásico: fútbol femenino a las dos de la tarde, y masculino a partir de las 15:30. Toda la comunidad aché de Puerto Barra estaba disfrutando una tarde primaveral luego de un invierno bastante prolongado de casi dos meses, inusual para la tierra paraguaya.
Todo marchaba bien, hasta que un adolescente de trece años aparece totalmente mojado entre los espectadores de los emocionantes partidos de fútbol que se sucedían uno tras otro. Dje ydjoma ko ypape? ¿Te bañaste en el río? Fue la pregunta de varios. A lo que el jovencito sólo callaba con una sonrisa tímida. Hasta que no pudo mantener más el secreto: había usado la moto de su padre, David Pykygi, sin permiso, teniendo un accidente en el puente sobre el río Ñacunday. Ahora la moto estaba en el fondo del río.
Comprobando que Santiago estuviera sano y salvo, toda la comunidad corrió al río como quien va a ser protagonista de un gran espectáculo. Al llegar, no había señales de la moto. El adolescente señaló el lugar y José Anegi, un joven atlético y aventurero (bueno, en realidad todos los aché son atléticos) se zambulló en el lugar, encontrando la moto aún con las luces encendidas! Atando un cabo a la moto, la rescataron sacándola entre varios hombres.
La moto había sido comprada a crédito por David, pero aún tiene casi un año para completar el pago. Una semana después del accidente, la moto aún no pudo ser reparada. Un líder aché aconsejó a David agradecer a Dios que su hijo no se había lastimado, ya que el río, justamente esa semana, estaba muy crecido, permitiendo que Santiago no se golpeara con las piedras del lecho. David castigó al niño. Pero gracias a los consejos de los pastores, comprendió que una moto puede arreglarse o en último caso comprarse nuevamente, pero la vida de su hijo era única.
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